Gobierno de Chile

Políticas ministeriales

En el ámbito de la salud nuestro país vive grandes desafíos. La población envejece rápidamente, la tasa de natalidad baja, las enfermedades crónicas afectan a una proporción creciente de la población, el costo de tratar cada enfermedad crece y, a la vez, estamos obligados a mantener todo el esfuerzo en sanidad, vacunaciones y suplemento nutricional propios de una nación que aún no logra dejar atrás la pobreza. Y precisamente, la mayor carga la llevan los más desposeídos, lo que se traduce en diferencias inaceptables de mortalidad infantil, esperanza de vida, acceso a cirugía y tratamientos simples y complejos.

A la luz de los principales hallazgos de la evaluación de los Objetivos Sanitarios de la década 2000-2010, resulta evidente que se han hecho progresos en la asistencia a los enfermos, focalizados en aquellas patologías que se han ido incorporando a los decretos AUGE, y se han generado niveles de cobertura y acceso mejores.

Sin embargo, a la luz del mismo análisis, aparecen con claridad desafíos antiguos que se hacen hoy nuevos y urgentes: ¿Cómo mejorar en la tarea de mantener a la población libre de enfermedades crónicas? Aquí los condicionantes de salud se hacen evidentes.

Salud debe variar su enfoque central hacia la prevención, la educación en salud, el diagnóstico precoz y el manejo de la enfermedad en sus estados incipientes. Es decir, un enfoque en la salud más que en la enfermedad, un énfasis en los hábitos más que en los medicamentos, un acento en la atención primaria y familiar más que en hospitalizaciones prolongadas.

El desafío a mediano y largo plazo es enorme; pero estamos aún a tiempo de tomarlo, de manera que el necesario aumento de la inversión en salud se concentre en donde produce más beneficios para todos.