Gobierno de Chile

Esta semana nuestro país tiene el privilegio de ser sede de la 6ª Cumbre Mundial de las Artes y la Cultura, la reunión internacional más importante del planeta en esta materia. La cita es resultado de la labor comprometida de muchas personas y de tres ministros de Cultura que se esmeraron en materializarla y traerla a nuestra capital. Apoyados en un Consejo Nacional de la Cultura y las Artes que celebró una década de vida, emergemos así ante el mundo como un país que entiende que sin cultura no hay desarrollo auténtico; que su promoción requiere de una alianza sólida y permanente entre sector público y privado, y que esa promoción debe ser abordada como una política de Estado, y no como el monopolio del gobierno de turno.

América Latina es por primera vez anfitrión de esta cumbre que convoca a delegaciones ministeriales, expertos internacionales, académicos de renombre y líderes de pensamiento y acción en el quehacer cultural de todo el mundo.

La Federación Internacional de Consejos de las Artes y Agencias Culturales, IFACCA —organización a la que Chile pertenece desde 2007, cuando Paulina Urrutia era ministra de Cultura—, escogió a nuestro país como sede luego de la visita del ex ministro Luciano Cruz-Coke al encuentro de Australia, en 2011. Esto implica un reconocimiento al prestigio que hemos ganado ante la comunidad internacional como nación estable, próspera y democrática; como un país que, a través de su Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, tiene mucho que exhibir y aportar en el área de las políticas públicas culturales. Políticas que hemos desarrollado basándonos en nuestra diversidad de sensibilidades, con amplia participación ciudadana y crecientes niveles de eficiencia y responsabilidad en el uso de los recursos públicos.

Asumimos como país una gran responsabilidad al articular esta sexta versión, que nos brinda la oportunidad de mostrar al mundo lo que somos y queremos expresar en términos culturales. Podremos compartir las complejidades de nuestra gestión y los distintos programas y estrategias con que promovemos las artes y la cultura, particularmente aquello que se relaciona con fondos concursables, financiamiento público y donaciones culturales por parte de los privados.

Daremos cuenta, además, de nuestra diversidad cultural y multiculturalidad, terreno en el que hemos ido ganando conciencia solo en los últimos años, y ofreceremos una síntesis representativa de las distintas etnias y culturas que imprimen nuestro sello como país. Esto obedece a la convicción de que los pueblos originarios, los afrodescendientes y las migraciones históricas y recientes han aportado su conocimiento, sabiduría, talento, rasgos e identidades, contribuyendo así a la configuración actual de Chile.

Con la realización de esta cumbre fortalecemos nuestro posicionamiento en las grandes ligas del fomento de la cultura, y participamos en un diálogo que intenta identificar y definir los principales desafíos y oportunidades que se presentan en el ámbito cultural en estos tiempos marcados por la globalización, los cambios en el desarrollo social y económico y las nuevas formas de comunicación.

Me alegra y enorgullece que el contexto en que recibimos esta 6ª Cumbre Mundial se sustente en la rica y diversa promoción de la cultura impulsada por varias administraciones, rechazando así el “síndrome Cristóbal Colón” de que la historia comienza cuando yo arribo. Continuidad en lo probado ya con éxito, innovación en lo que no funciona y exploración en los vastos ámbitos pendientes, constituyen probablemente sabios principios inspiradores en un CNCA que se nutre de diferentes vertientes.

Este encuentro, que sin duda pone de relieve como nunca antes la presencia de Chile a nivel de la institucionalidad cultural internacional, se da en momentos en que avanzamos en el Congreso —gobierno y oposición— hacia la creación del Ministerio de Cultura y Patrimonio, un paso esencial para perfeccionarla.

Columna publicada en El Mercurio