Gobierno de Chile

Cuando Pedro de Valdivia venía a caballo junto a su fiel compañera Inés de Suárez, y llegó al Valle de Santiago, escribió una carta al Rey de España en que decía que se había encontrado con un valle maravilloso, con una cordillera majestuosa, de la cual bajaba trepidante un río que se perdía raudo hacia el mar.

Y hoy día es bueno preguntarse ¿dónde está esa cordillera majestuosa, dónde está ese río trepidante, qué hemos hecho con nuestra ciudad y, más aún, qué tenemos que hacer con nuestra ciudad si realmente queremos  que sea el hogar de todos?

Pensemos que Santiago ha ido creciendo con mucha  fuerza, pero en forma poco planificada. El año 1920 tenía medio millón de habitantes, en los años 40 se empinaba sobre el millón de habitantes, en los 60 logró duplicar esa cifra, hoy día somos casi 6,7 millones de habitantes y probablemente, hacia el año 2030, vamos a estar cerca de los 9 millones. Es por esta razón que es bueno prepararse.

Pero  también es cierto que Santiago ha ido progresando gracias al crecimiento económico, por ejemplo, el parque vehicular creció en la última década en un 42%, agregando 400 mil nuevos vehículos. Hace 20 años no había 420 mil vehículos en todo Chile, y hoy día estamos acercándonos ya al millón y medio, y probablemente hacia el 2015 vamos a estar con un parque automotriz cercano a los dos millones de automóviles. Además, la ciudad de Santiago es la que tiene la mayor densidad poblacional, llegando a 423 personas por kilómetro cuadrado. Y tenemos que hacernos cargo de esa realidad.

Desde el Gobierno, mirando este diagnóstico y tratando de levantar la vista hacia el futuro, quisimos desarrollar un plan para hacer de nuestra ciudad, una ciudad más amable, cariñosa, y vivible. Desarrollamos un plan denominado Santiago 2.0, que busca producir un cambio muy profundo en nuestra ciudad, pensando en sus habitantes y que su objetivo central es crear una ciudad que permita una mejor calidad de vida.

Este plan, lo hemos ido elaborando con el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, la Intendencia de Santiago, el Programa Legado Bicentenario y también en diálogo con los distintos municipios; y trata de tener una visión integral que busca lograr que la  acción de la sociedad civil y del Estado sean acciones que se hermanen y que apunten en forma coordinada hacia un mismo objetivo.

Dentro de este Plan Santiago 2.0, se encuentran proyectos como la recuperación del barrio cívico de Santiago, la construcción de trenes urbanos de acercamiento, la ampliación del aeropuerto Arturo Merino Benítez, el proyecto Vespucio-Oriente, las obras de Santiago Centro-Oriente, los programas de ciclovías, el parque 42-K, el mejoramiento de las rutas cordilleranas, para acceso no solamente a los centros invernales, sino que también para acceso a las montañas que nos rodean, la nueva ley de torres de telecomunicación, el Plan Maestro de Transportes Santiago 2025, las nuevas Líneas 3 y 6 del Metro, el plan Bajos de Mena, el plan La Legua, el plan del ex Aeropuerto Los Cerrillos, entre otros.

El plan, incorpora además grandes parques urbanos, como el Parque Renato Poblete, en Quinta Normal, que va a cumplir con el sueño de hacer el Mapocho navegable; el Parque de la Ciudadanía, en los alrededores del Estadio Nacional, donde va a estar la Villa Olímpica; el Parque de La Aguada,  en San Miguel, San Joaquín y Pedro Aguirre Cerda; el Parque Juan Pablo II, en Puente Alto; y el Plan Centenario del Parque Metropolitano, en el corazón de Santiago.

Estos y muchos otros proyectos componen este gran Proyecto Santiago 2.0, donde hemos puesto una enorme cantidad de entusiasmo, de trabajo, de imaginación, de planificación y, por supuesto, una enorme cantidad de recursos de inversión.

Santiago 2.0, requiere también que la ciudad entera se comprometa con este proyecto, porque al fin y al cabo, no hay nada que motive y entusiasme tanto a una comunidad, cuando hay un proyecto grande, noble, factible y ambicioso, en que todos reconozcan que tienen un aporte que hacer y donde todos sientan que van a ser beneficiarios de ese proyecto.

Esperemos que cuando celebremos los 500 años de Santiago, igual como hoy día nos acordamos de las obras y los aportes que hizo Benjamín Vicuña Mackenna, en esa época, nuestros nietos recuerden y reconozcan que sus abuelos pensamos en ellos y nos preparamos para legarles a ellos una ciudad donde puedan vivir con mayor plenitud y con mayor felicidad.